La metamorfósis
Objetivo: reflexionar sobre el cambio, la evolución personal y el perdón para convertirnos en mejores personas.
I. Qué son las heridas
(Reflexionar con las socias sobre cuáles son lo que consideran sus heridas.)
“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. (Efesios 6:12.)
Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el
Calcañar”. (Génesis 3:15.)
“El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir.” (Juan 10:10.)
Las personas solo son utilizadas consciente o inconscientemente. Tienen su propio historial. A través de las heridas incapacita a las personas (roba tu seguridad, tu gozo, tu paz, tu identidad, tu familia, etc.). Muchas de éstas heridas comenzaron en la infancia, aún antes de nacer (rechazo o temor) y en la vida adulta solo estamos reproduciendo el resultado de éstas, llevando como consecuencia una vida de atadura o cautiverio. Busquemos en el baúl de los recuerdos.
II. Sanando las heridas
(Invitar a las socias a identificar formas para sanar y perdonar.)
Identifica tus heridas y perdona. No soy responsable de los eventos y acciones de quienes me han herido. Tómalos y entrégalos a Jesús. Libera el poder perdonador de Dios. (Lucas 6:37.)
Renuncia en el nombre de Jesucristo a las reacciones negativas. "El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos; a poner en libertad a los oprimidos." (Lucas 4:18.)
Sí soy responsable de como respondo ante las circunstancias y a las personas que me hieren. Líbrate del cautiverio del dolor y la amargura. En la niñez, cerrarnos, olvidar, bloquearnos, es un mecanismo de defensa que Dios provee para protegernos, pero hay un tiempo para enfrentarlo, hoy. Dejemos que Dios haga crecer a una mujer madura emocional y espiritualmente.
Enfrenta, pide perdón a Dios y renuncia a tu pecado. Sí soy responsable delante de Dios por mi pecado. Tú tienes la llave para cerrar la puerta. Ningún argumento será válido para entrar al reino de los cielos, la presencia de Dios nos va a desarmar. Él no te va a preguntar "quién tenía la razón," sino que te cuestionará si desarrollaste el carácter de Cristo, si utilizaste las armas y estrategias que nos ha dado. Si nos hemos rendido al Espíritu Santo para responder como él lo hubiera hecho.
III. Todas las cosas son hechas nuevas
Para obtener la sanidad necesitas tratar las tres áreas y entregarlas al Señorío de Cristo. Si solo vamos a la raíz y no trabajo con mis emociones (carácter) y mi pecado, no va a pasar nada. Si detecto y trabajo con mis emociones, pero no renuncio a mí pecado, el trabajo quedará inconcluso Dios quiere tu transformación.
“... Pero una cosa hago; olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”. (Filipenses 3:13-14.)
(Preguntar a las socias si conocen la palabra "metamorfosis".)
La palabra metamorfosis significa cambio, no solo en la forma, sino en las funciones y el género de vida. Ya no apapaches más el dolor de tu pasado, despréndete de él. La mariposa pasa por un proceso de transformación, de gusano a mariposa, donde se desprende de su cutícula o piel aproximadamente cinco veces antes de llegar al estado adulto. Llénate de Dios para mantenerte libre. Una vez que Dios te liberta, no te quedes pasiva. Hay quienes escogen no hacer nada “Dios, el Espíritu Santo lo hará por mí”. Lo peor que puedes hacer es nada, porque no pasará nada en tu vida, no habrá cambios, y lo más seguro es que volverás a retroceder. ¡No retrocedas! ¿Quieres victorias espirituales? Dios trabaja en equipo. Él está trabajando para que tú y yo trabajemos. Haz tú parte, él no va a hacer tu trabajo, pero te va a equipar para que lo realices.
I. Qué son las heridas
(Reflexionar con las socias sobre cuáles son lo que consideran sus heridas.)
“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. (Efesios 6:12.)
Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el
Calcañar”. (Génesis 3:15.)
“El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir.” (Juan 10:10.)
Las personas solo son utilizadas consciente o inconscientemente. Tienen su propio historial. A través de las heridas incapacita a las personas (roba tu seguridad, tu gozo, tu paz, tu identidad, tu familia, etc.). Muchas de éstas heridas comenzaron en la infancia, aún antes de nacer (rechazo o temor) y en la vida adulta solo estamos reproduciendo el resultado de éstas, llevando como consecuencia una vida de atadura o cautiverio. Busquemos en el baúl de los recuerdos.
II. Sanando las heridas
(Invitar a las socias a identificar formas para sanar y perdonar.)
Identifica tus heridas y perdona. No soy responsable de los eventos y acciones de quienes me han herido. Tómalos y entrégalos a Jesús. Libera el poder perdonador de Dios. (Lucas 6:37.)
Renuncia en el nombre de Jesucristo a las reacciones negativas. "El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos; a poner en libertad a los oprimidos." (Lucas 4:18.)
Sí soy responsable de como respondo ante las circunstancias y a las personas que me hieren. Líbrate del cautiverio del dolor y la amargura. En la niñez, cerrarnos, olvidar, bloquearnos, es un mecanismo de defensa que Dios provee para protegernos, pero hay un tiempo para enfrentarlo, hoy. Dejemos que Dios haga crecer a una mujer madura emocional y espiritualmente.
Enfrenta, pide perdón a Dios y renuncia a tu pecado. Sí soy responsable delante de Dios por mi pecado. Tú tienes la llave para cerrar la puerta. Ningún argumento será válido para entrar al reino de los cielos, la presencia de Dios nos va a desarmar. Él no te va a preguntar "quién tenía la razón," sino que te cuestionará si desarrollaste el carácter de Cristo, si utilizaste las armas y estrategias que nos ha dado. Si nos hemos rendido al Espíritu Santo para responder como él lo hubiera hecho.
III. Todas las cosas son hechas nuevas
Para obtener la sanidad necesitas tratar las tres áreas y entregarlas al Señorío de Cristo. Si solo vamos a la raíz y no trabajo con mis emociones (carácter) y mi pecado, no va a pasar nada. Si detecto y trabajo con mis emociones, pero no renuncio a mí pecado, el trabajo quedará inconcluso Dios quiere tu transformación.
“... Pero una cosa hago; olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”. (Filipenses 3:13-14.)
(Preguntar a las socias si conocen la palabra "metamorfosis".)
La palabra metamorfosis significa cambio, no solo en la forma, sino en las funciones y el género de vida. Ya no apapaches más el dolor de tu pasado, despréndete de él. La mariposa pasa por un proceso de transformación, de gusano a mariposa, donde se desprende de su cutícula o piel aproximadamente cinco veces antes de llegar al estado adulto. Llénate de Dios para mantenerte libre. Una vez que Dios te liberta, no te quedes pasiva. Hay quienes escogen no hacer nada “Dios, el Espíritu Santo lo hará por mí”. Lo peor que puedes hacer es nada, porque no pasará nada en tu vida, no habrá cambios, y lo más seguro es que volverás a retroceder. ¡No retrocedas! ¿Quieres victorias espirituales? Dios trabaja en equipo. Él está trabajando para que tú y yo trabajemos. Haz tú parte, él no va a hacer tu trabajo, pero te va a equipar para que lo realices.